miércoles, 12 de febrero de 2014

{Crossover Super SHINee - Hyuk x Tae - Práctica de Baile - Drabble}

Autora: Piruleta
Título: Práctica de Baile
Fandom: SHINee :: Super Junior
Personajes/Pairing: HyukJae; Taemin
Clasificación: T 
Género: Crack ; Comedia ; Lime???
Sumario: Tarde en las instalaciones de SM y Taemin necesita un poco de ayuda con su solo de baile. 
Advertencia: None
Palabras: 707

Sugerido por @Key_Diva: "pareja bizarra!!! un EunhyukxTae hahahaha en el salón de baile de SM muy horny XDDD" 


Práctica de Baile

Taemin necesita un poco de ayuda con su solo de baile, ¿Podrías echarle una mano, HyukJae-ssi?  El aludido estaba entretenido jugando con su móvil y solo atinó a asentir sin poner mucha atención  ¡Muchas gracias! Pueden quedarse hasta la madrugada si es necesario. Adiós, nos veremos mañana.

Eh? Qué?... ¡Diablos!  maldijo cuando se dio cuenta del lío en el que se había metido. 

No que a HyukJae le molestara ayudar a alguno de sus dongsaengs pero tenía mejores planes (como ir al nuevo salón de "masajes" en Gangnam que KyuHyun le recomendó por la mañana) que ver como el menor equivocaba pasos cada dos por tres.

Tomó su maleta deportiva y se dirigió al famoso salón de baile del edificio. Al entrar, Taemin ya estaba haciendo ejercicios de estiramiento. Lo recibió con una sonrisa y un ¡Hyung! que sonó bastante efusivo.

— ¿Qué tal, Taemin-ssi? El coordinador dijo que necesitabas algo de ayuda, ¿qué pasa?

— Ani, hyung. Ya estoy encontrando el ritmo en la canción, ¿quieres ver?

HyukJae asintió, recargando su cuerpo sobre la pared de espejos y deslizándose hasta el piso para quedar sentado . 

Taemin encendió la música. Comenzó a moverse con facilidad. El mayor lo miraba de arriba a abajo, analizando los pasos y poniendo especial atención en el movimiento de sus caderas y la forma en que el chico repasaba su lengua por sus labios y sonreía de forma cínica de vez en vez y tal vez era el cansancio, su imaginación trastornada con tanto porno o que HyukJae no había tenido tiempo para desfogar sus ansias sexuales en el último mes, pero parecía que el pequeño SHInee estaba tratando de seducirlo con sus movimientos. 

Cuando la canción se detuvo, Taemin estaba ligeramente agitado, su cabello caía por todas partes alrededor de su frente y una gota de sudor resbalaba perezosa a través de su manzana. 

— ¿Qué te parece?

HyukJae tuvo que aclararse la garganta antes de hablar y voltear hacia otro punto en la habitación para disimular su exaltación mientras se ponía en pie.

¡Joder, es Taemin!, ¡Contrólate!

— ¿Hyung? - cuestionó el menor, sobre su oído

— ¡Ya!  Trastabilló un poco hacía atrás, sorprendido ¿En qué puto momento se acercó tanto?

— Ja, ja. Deberías ver tu cara, Hyung ¿Te doy miedo?  preguntó sonriendo travieso.

HyukJae decidió ignorarlo y carraspeó de nuevo. 
 
— Esta bien. Aunque en la parte del coro podrías hacer algo como esto - Tarareó el fragmento de la canción y contoneó las caderas de un lado al otro, colocando ligeramente su mano derecha sobre el abdomen y chasqueando los dedos con la otra.

— Oh! Creo que ya lo tengo! - Exclamó Taemin, después de observar con detenimiento a su hyung. Imitó precariamente sus movimientos y HyukJae le indicó el error. Lo intentó una vez, dos, cuatro veces más y no podía igualar el movimiento. — ¡No puedo, Hyung! ¿Por qué no lo hacemos al mismo tiempo? Tal vez así sea más fácil.

HyukJae estuvo de acuerdo. Se colocó junto al menor y una vez más, salió mal.

— Me pondré detrás de ti — murmuró el mayor entre dientes. 

Colocó sus manos sobre la delgada, bien definida y convexa cintura de Taemin. Tararearon juntos la canción y se movieron a la par. Sus cuerpos se acoplaron rápidamente al movimiento, y lo intentaron juntos una vez más. 

— Así. Justo así... tienes que sentir el ritmo  comentó. Moviéndose lentamente al mismo tiempo que el menor. Fijó su mirada en el espejo y observó a Taemin con los ojos a medio cerrar, mordiendo muy ligeramente sus labios. En el cambio de notas, el menor eliminó el espacio entre él y el mayor; su redondo trasero rozaba directamente en la parte más masculina de HyukJae. 

Jo.der

— Creo que ahora sí puedo sentir la música, Hyung.

— Yo también, Taemin. Yo también...

— ¿Lo estoy haciendo bien?

— Lo estás haciendo perfecto. Pero sabes? Ahora que recuerdo, Coordi-nim dijo que te diera una mano...

Taemin sonrió de lado. Se separó de HyukJae y corrió ha hechar el seguro en la puerta. 

— Entonces vamos a quedarnos aquí por un laaaargo rato, Hyung. Porque, de hecho, necesito más que tu mano.      


+++


Nota Final: Ok. Lamento que no saliera tan horny pero es lo más 'hot' que se me ocurrió para desarrollarlo en un drabble xD... Espero que te haya gustado. 



domingo, 2 de febrero de 2014

{Super Junior - EunHae - Siete Pasos al Averno - Epílogo}

Autora: Piruleta
Título: Siete pasos al averno
Fandom: Super Junior
Personajes/Pairing: _EunHae_
Clasificación: T / NC - 17
Género: Romance; Angst; Lemon
Sumario: Sietes pasos al averno: uno por pereza, dos por gula y envidia, uno por ira, dos más por lujuria y orgullo y el último por codicia pero todos y cada uno, por ti. -Serie de Drabbles y Oneshot- 
Advertencia: Lenguaje vulgar y sexo explícito


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Redención.
(Epílogo)

Un cigarro a medio terminar viaja de mano en mano, de boca en boca. La botana es escasa pero todavía queda un poco de soju traído de contrabando y bastante madera seca para mantener la fogata encendida hasta la madrugada.

El ruido de las olas deshaciéndose al llegar a la playa y la música amortiguada que sale desde el auto del padre de Hyuk estacionado cerca de ellos, los envuelve en una inolvidable tarde de verano.

-¡Son las mejores vacaciones de toda mi vida! - exclama
YoungWoon de pie sobre la arena mojada con los brazos estirados y sosteniendo una botella verde en su mano derecha. - ¡Quiero bailar!, ¡Vengan a bailar chicos! - se mueve sin ritmo sujetando por la cadera a una pareja invisible

-Da miedo cuando está así de feliz - comenta KyuHyun dando vuelta a su brocheta de carnes frías sobre el fuego.

-Déjalo. Todos necesitábamos un descanso después de un semestre tan pesado...
HyukJae asiente de acuerdo sin hacer nada más que comer su brocheta. HeeChul y KyuHyun se miran entre ellos, con una mueca pícara en sus rostros.

-Y hablando de semestres pesados, dinos chico enamorado, ¿Por qué no invitaste a DongHae? Él también necesita que lo hagas olvidarse de todo, si sabes a lo que me refiero - dice HeeChul moviendo sugestivamente sus cejas

-¡Ya!

KyuHyun se carcajea doblándose sobre sí mismo y HyukJae suelta ligeros puñetazos a ambos.

-Ja,ja ¡Detente, coño! - el mayor da manotazos tratando de evadir los golpes del pelirrojo y su risa se va disipando al tiempo que nota el fastidio en el rostro de su amigo - No te enojes... solo decía.

-No es divertido, Hyung -musita el menor volviendo a su postura.

KyuHyun deja de reír, al darse cuenta de la situación.

-No. No lo es... lo siento. Pero estoy feliz por ti y por ese chico.

-No quiero equivocarme, hyung-

-No hay margen de error cuando tomas la decisión correcta, HyukJea-ah

-Y si alguien piensa lo contrario, si alguien se atreve a molestarlos, siempre nos tienes a nosotros para partir culos, hyung

-Gracias Kyu - Guardan silencio unos segundos. Escuchan a YoungWoon tarareando la canción que suena en ese momento y el fuego crepitando - A todo esto - comienza Hyuk, dubitativo - ¿Cómo sabían que... erm... bueno... eso? - Pregunta al recordar que HeeChul y KyuHyun lo apoyaron aquel día, sin preguntar nada.

-¿Lo tuyo y de DongHae-ah?

El pelirrojo asiente.

-Fácil. Leí tu diario...

-¡Yo no llevo ningún jodido diario!

-¿Y la libreta que está debajo del azulejo del baño?

-¡¿Leíste la libreta?!

-No. No lo hice. Solo quería ver como reaccionabas. Pero te recomiendo que busques un mejor lugar para guardarla.

-Imbécil.

-¡Respétame que soy tu hyung! Y respondiendo a tu pregunta, te conozco desde hace dos años, Hyuk. No era difícil de ignorar tus cambios de humor cuando por "casualidad" desaparecías al mismo tiempo que DongHae.

-Ni tampoco cómo le mirabas el trasero en natación, cómo matabas a la mirada a todo aquél que se acercará en horas de clases a él, o cómo evitabas reñirle a diferencia del resto -

-¿era... tan obvio?

-Así es mi querido amigo - dice KyuHyun pasándole un brazo sobre los hombros - Pero solo para nosotros, porque te conocemos.

-Aunque creo que fuiste un poco desconsiderado con esa pobre de HwaYong -termina HeeChul dramáticamente y tanto Hyuk como Kyu saben que no le tiene ni un poquito de lástima.

-Dejo de asistir una semana después. Dicen que se cambió el nombre y se metió de monja en un monasterio en las montañas de Japón.

-Eso es ridículo, KyuHyun

-¡Fue lo que escuché!

-¿Quién es la monja? -pregunta YoungWoon llegando y tirándose cerca de la fogata.

-La zorrita que mandó a golpear a DongHae-ssi

-Ah... y ¿Por qué no invitaste a DongHae-ssi, Hyuk? - pregunta YoungWoon con voz extraña.

El pelirrojo rueda los ojos. Se pregunta por qué de entre todo el mundo tuvo que elegirlos a ellos como sus amigos. Sin embargo sonríe sutilmente, porque sabe que no encontraría mejores en ningún otro lugar.   

-¿Por qué no se callan por un puto momento?

-Por que así nos amas - responde HeeChul mandando un beso volado - Entonces, ¿dónde está?

-Donde quiero que esté - responde HyukJae sonriendo misteriosamente antes de tomar un sorbo de la botella de soju que arrebata a KyuHyun. 




-Hyukkie...- la adormilada voz de DongHae interrumpe al pelirrojo que intentaba ponerse el pijama sin hacer mucho ruido en medio de la penumbra de su habitación.

-¿te desperté?

-No. No podía dormir... estaba esperándote. - Se incorpora sobre la cama de Hyuk. La luz de afuera se cuela a través de la ventana.

El pelirrojo observa la silueta de DongHae, su cabello descompuesto y sus ojitos adormilados. - Te eché de menos, Hyukkie

-Hae - HyukJae se siente realmente enternecido por esa declaración. Agradece que todo este a oscuras para que DongHae no note el sonrojo que ha cubierto sus mejillas -Lo siento. -se acerca a la cama, sentándose en el filo - Sé que tarde más de lo previsto, pero ya sabes como son los chicos...

-No te preocupes, Hyuk. Sé que no los verás el resto del verano y en parte me siento algo culpable por eso.

-Hey... - el pelirrojo coge el rostro del menor por la barbilla para obligarle a mirarlo - No digas eso. HeeChul y el resto ya disfrutaron una semana acá, y a partir de mañana, después de que ellos regresen a Seúl, tú y yo tenemos tres semanas más para pasarla juntos. Yo lo decidí así. No te sientas mal, ¿de acuerdo?

DongHae asiente ligeramente. Roba un beso rápido a HyukJae y se coloca en el otro extremo, abriendo las mantas para permitir que el pelirrojo se recueste a su lado.

-¿Qué tal la pasaste hoy?

-Bien. Ellos...

-¿mis padres?

-Sí. Tus padres son muy agradables. En especial JungHee, aunque él prefiere que le llame "hyung" en lugar de "appa".

-¡Ah, mi appa JungHee!... no le gusta sentirse viejo, ¿sabes? Y a veces habla mucho. Appa y yo lo ignoramos cuando empieza a divagar.  

DongHae ríe bajito y se acurruca sobre el pecho de HyukJae.

-Hyukkie...

-Mmh.

-Recibí un e-mail de MyungDae.

Silencio.

El menor puede sentir como el pelirrojo se tensa bajo su cuerpo. Hae espera que le reclame o le diga que no quiere que hable con él, como le ha dicho en ocasiones anteriores; sin embargo, lo que dice a continuación lo descoloca un poco pero le dé ánimos para seguir con la conversación.

-Espero que este bien - dice el mayor. Su voz es apenas un murmullo  - ¿Qué te dijo? - 

-Él está bien. Dice que su nueva escuela es genial y nos desea lo mejor. También dijo que más te vale tratarme bien o él se encargará de venir y recordártelo.

-¿Qué?! Ese bastardo infeliz...

-¡Hyuk!

-Lo siento. Se me olvida que ahora es tu amigo del alma

-¿Estás celoso? - pregunta el menor con una sonrisilla

-No. Acaso, ¿hay alguna razón para sentirme celoso?

-No

-Entonces no.

-jaja, te amo, Hyukkie - HyukJae siente la presión de los labios del moreno sobre su pecho y sonríe satisfecho.

-Te amo también, Hae.




La tarde siguiente, sentados en el balcón, la cortina se desliza perezosa con el viento, el puerto bulle y se agita bajos sus pies y la línea del horizonte se dibuja difusa más allá de una gama de azules en donde muere el mar a su vista.

Las palabras fluyen entre risas y HyukJae piensa que no hay ningún momento de su vida que supere a éste.

Observa a su padre y a DongHae discutiendo sobre el mejor atún de Corea. DongHae insiste que es el de Mokpo y su padre trata de convencerlo diciento que no, que es el de Busan porque tiene un puerto más grande ypescadores más fuertes y apuestos como él y JungHee.

HyukJae, recargado sobre el barandal del balcón, voltea hacia el puerto con una sonrisa genuina y feliz surcando sus labios.

-¿Te arrepientes? - Pregunta JungHee llegando a su lado, antes de soltar volutas de humo que se deshacen frente a sus rostros.

-Para nada.

-Es un buen chico -Comenta.

Ambos miran rápidamente hacia adentro y el pelirrojo asiente: -Lo sé.

-sabes, hijo... -Comenta JungHee, mirando un punto en el horizonte - te admiro en verdad. Hay que tener muchos cojones para hacer lo que tú hiciste. Si yo hubiera tenido el mismo valor que tú hace 18 años, tu padre y yo...
La voz del hombre se detiene. Da una calada y sonríe de lado, negando a un pensamiento que se detuvo a medio camino.   

-Pero no me arrepiento tampoco. Al menos llegué de nuevo a él; tarde, pero lo hice. Y lo mejor fue que recuperé al amor de mi vida y gané un hermoso hijo con sus mismos ojos y su hermosa sonrisa -JungHee voltea en dirección al pelirrojo y más orgullo no puede haber en su mirada iluminada - No tengas miedo nunca más, HyukJae-ah - dice al tiempo que le da una palmada firme en la espalda, y enrosca su brazo alrededor de sus hombros -Somos lo que somos y si nos aceptamos a nosotros mismos, podemos aceptar al mundo e ignorar sus acusaciones. Y si nos condenan al infieron, y nos volvemos demonios por nuestras "tentaciones", siempre voy a elegir el lado correcto.

-¿el lado correcto?

JungHee asiente y voltea en dirección a DongHae y HyukSoo, el padre del pelirrojo, que han dejado de hablar de atún y caminan en dirección a ellos.

-A su lado - responde JungHee tomando la mano del otro hombre y entrelazando sus dedos.

-¿De qué hablaban? -cuestiona DongHae al notar los ojos de HyukJae ligeramente empañados.

-De nada.

El pelirrojo besa la frente de DongHae y ambos chicos se sonrojan cuando los dos mayores expresan lo tiernos que se ven.





Aquel verano fue uno de los mejores en la vida de HyukJae.

Más tarde, muchos años después, luego de algunas peleas y de estar un año separado de DongHae por cuestiones laborales, regresarán a esa misma casa perdida en un rincón de Busan* y HyukJae le pedirá matrimonio a DongHae con una nota sobre su almohada que dirá:

"A veces creo que me he enamorado de un ángel y cada beso, cada caricia, cada pensamiento que tengo sobre él, me acerca al abismo del infierno.

DongHae-ah, ¿eres un ángel, verdad? Pero sabes, yo pelearé contra legiones de arcángeles y demonios, atravesaré la inmensidad de los sueños y los recuerdos para encontrarte y estar del lado correcto... de tu lado.

DongHae-ah, ¿quieres casarte conmigo?"

Y el moreno bajará corriendo las escaleras, encontrará a HyukJae sentado en el sofá, le abrazará muy fuerte y le dirá, "cierra los ojos, mi amor". Hará que coloque su cabeza sobre su pecho para sólo oír a su corazón acelerado decir las respuesta.

Sí. Para siempre.




*Busan es el epicentro de la incipiente comunidad gay coreana.

viernes, 10 de enero de 2014

{Super Junior - EunHae - Feliz Navidad}

Autora: Minki
Título: Feliz Navidad
Fandom: Super Junior
Personajes/Pairing: Eunhyuk x Donghae
Clasificación: Todo público
Género: AU, Fluff, Romance.
Sumario: "Estaban tan cerca que sus respiraciones se mezclaban, tan cerca que con sólo empujar un poco la cabeza del uno, los labios del otro podían alcanzarlo. Y sin embargo tan lejos…"
Advertencia:Verán a un Donghae que podría romper corazones.



«¡Vamos, Hyukkie!»
«No, esto está mal…»
«¿Y a quién le importa?»
«Pero nuestros padres van a…»
«Hay ayeres y mañanas, Hyukkie, pero no hay hoyes. Así que aprovéchalo. ¡Vamos!»
«¡N-no! Pe-pero… ¡Espérame!»

Despertó cuando la alarma sonó. Se sentó sobre la cama, perezoso, entreteniéndose con el ruido de las aves de afuera. Choco ladraba abajo, jugando con Sora. Con un ojo medio abierto miró la hora: ocho de la mañana…

Ocho…

—¡Carajo! —De un brinco llegó al baño y se metió lo más rápido que pudo. ¡Tarde en su primer día de trabajo!

Salió tan deprisa que apenas y pudo beber algo del chocolate caliente que le hizo su mamá. Se despidió de beso de su familia y salió corriendo como un rayo. ¡No tenía ni auto! Ah, cómo odiaba los lunes.

Las calles estaban repletas de gente y resultaba casi imposible avanzar, mucho menos si tenía que ir contra la corriente. Se había puesto para aquel día una camisa de algodón beige, unos pantalones negros, botas del mismo color y un abrigo que le llegaba hasta las rodillas. Lo malo era, claro, que ese día estaba tan caliente como un horno.

—Permiso —iba diciendo, apartando a la gente de su camino—. Permiso, per… —Sintió algo hundirse en su zapato. Bajó la vista y vio que pisó… ¿un emparedado?—. Pero qué mier…

—¡Oye, amigo! Pisaste mi desayuno, eh… se me acabó de caer. ¿Vas a pagarlo? —le dijo un chico de unos dieciséis años.

Qué manera tan agradable de comenzar su mañana.

Lee HyukJae, que prefería ser conocido como Eunhyuk, era un hombre de veintitrés años recién graduado de la universidad, especializado como terapeuta. Le interesaba mucho eso de ayudar a las personas que, por algún accidente, quedaron con dificultades en su cuerpo.

Pero cada vez que pensaba en el porqué de haber escogido ese rumbo y no el baile, algo se retorcía en su estómago y subía por su garganta en forma de nudo, aguándole los ojos y le encogiéndole el corazón.

—Bu-buenos días —saludó a la recepcionista una vez llegó.

Sus cabellos, de un rojizo opaco, estaban despeinados y húmedos todavía. La ropa definitivamente la traía desaliñada, y si miraban todo en conjunto con el agite de su respiración y el sudor en su cuerpo, pensarían que escapó de algún lío horrible y estuviera loco por pedir ayuda. Para su suerte, se dijo a sí mismo, visitó el lugar el día anterior, por lo que su jefe no andaba por ahí cerca.

Una vez se registró subió a la sala indicada, donde había diez incapacitados. Al entrar lo primero que vislumbró fue lo amplio que era el lugar, y que la pared frente a Eunhyuk era, en realidad, toda de vidrio para poder ver hacia fuera y permitir que la luz entrase. Cuando fijó su vista en los pacientes, tragó en seco. Había hombres a los que les faltaba una pierna, o que tenían una mecánica. El resto, estaban en sillas de ruedas.

—Llegas tarde —le dijo una de las terapeutas que estaban allí.

—Lo siento. Tuve un inconveniente y…

—No interesa —le cortó. Eunhyuk la miró, parecía como de treinta años, pero era más bajita que él. Traía el rubio cabello recogido en una cola de caballo bastante apretada y su mirada era un tanto severa—. Todos los pacientes tienen un médico asignado menos uno, que es el que te corresponde. Ve hacia allá —dijo, señalando un hombre en silla de ruedas que le daba la espalda—. Buena suerte.

Eunhyuk asintió y se encaminó hacia su paciente. Había oído que a los hombres no les gustaba mucho tener a otro hombre ayudándoles, por lo que se estaba preparando mentalmente para lo que se le iba a venir. Insultos. Humillaciones. Subestimación. Ignorancia.

Pero, al llegar y susurrar un débil «em… hola», supo que las cosas serían muy distintas. La figura comenzó a voltear, haciendo que con cada movimiento el corazón de Eunhyuk se fuera hinchando poquito a poquito, hasta que tuvo al muchacho totalmente frente a él, mirándolo con los ojos tan abiertos como los tenía el médico.

—¿Hyukkie? —dijo el chico en un susurro, casi sin poder creerlo.

—¿Do…Donghae? —balbuceó sintiendo que su mundo daba vueltas.

Se sintió mareado, incapaz de creerlo. No sabía si quería lanzarse a esos brazos o salir corriendo para no volver jamás. ¡Lee Donghae! ¡Su Lee Donghae! Se sonrieron, en señal de reconocimiento, y tragaron en seco. ¡Había tanto por hablar! Insultos, chistes, historias y, muy por encima de eso, miles de disculpas que obsequiar.

—Santo cielo, no creí nunca que podría volver a…

—¿Verme? —completó Hae con una sonrisa. A pesar de los años, no había cambiado nada.

—Sí, a verte.

—Pues genial, Hyukkie. —El ánimo del chico castaño pareció subirse inmediatamente—. Vamos a trabajar fuerte para terminar rápido y luego damos un paseo. ¿Qué dices? Me gustan los paseos. ¿Tienes tiempo? Yo no tengo nada qué hacer.

—Me encantaría —susurró Eunhyuk con una sonrisa de tonto en su rostro. Donghae soltó una risa, mirándolo de pies a cabeza.

—¿Qué es esa ropa, Hyukkie? ¡Quítate ese abrigo enorme! O te vas a achicharrar.

Sí, definitivamente era su por siempre querido Lee Donghae.




La tarde entera se pasó entre bromas estúpidas y risas. Habían decidido ir a pasear al parque que quedaba frente al hospital terapéutico, rodeados de una gran fuente, silencio y mucha naturaleza. Estaban comiendo helado; el uno de limón y el otro de fresas.

—¿Y dices que le mordió el trasero? —preguntó Hae en una carcajada.

—¡Sí! Después de eso, no quiso saber nada más de mí. —Se quedaron mirándose, ahogados en sus propias risas.

Luego caminaron hacia una banca para que Eunhyuk pudiera sentarse y así conversar mejor.

—Y dime, Hyukkie, ¿por qué estás aquí? Creí que tu gran y único sueño —comentó imitándolo— era el baile.

Los ojos de Eunhyuk se aguaron un poco, pero lo ocultó lo mejor que pudo, obligándose a sonreír pese a que, en realidad, quería llorar hasta quedar vacío de lágrimas. ¿Sería posible? Lograr que ya no pueda salir más llanto. Le encantaba la idea, se dijo.

—Desde… la última vez que nos vimos —siseó en un tono quedo—. Lo siento —susurró.

Se miraron a los ojos y un violento sonrojo se apoderó del pelirrojo al mirar la dulce sonrisa de Hae. Se sintió más culpable, pero a la vez tranquilo.

—¿Por qué lo sientes, anchoa descerebrada? Que yo sepa, no has hecho nada.

—Pero… —hice que quedaras postrado a una silla quiso decirle, mas sólo frunció sus labios, bajando la vista.

—Oye —llamó Hae. Puso su mano en el muslo del otro, acariciándolo. Eunhyuk lo miró, listo para lo que tenía que decir—. Tienes helado en tu mano, tonto.

Eunhyuk soltó una risa, deseando saltarle encima y comérselo a besos. Porque todavía lo amaba, ¿no? Nunca pudo olvidarlo, dejarlo atrás, enamorarse de nuevo. Su corazón siempre iba a pertenecer al chico que tenía frente a él.

—Límpialo si tanto te preocupa —masculló para sí mismo en un tono demasiado bajo.

—¿Qué dijiste?

—Nada. Que no me había dado cuenta.

Pero Donghae no era tonto, ni mucho menos sordo. Miró los marrones ojos del mayor por un largo tiempo y luego, sin previo aviso, tomó la mano untada de helado y la acercó a su boca. Ante la atónita, sonrojada, encantada mirada de HyukJae, comenzó a dar pequeños besos en la piel, chupando el dulce que tenía. Eunhyuk se perdió en la sensación de esos –suaves– labios sobre su mano, presionando, succionando y, de vez en cuando, usando pequeños toques con la lengua para ayudarse.

—Lo mío no es el dulce —comentó una vez terminó—. Pero no está nada mal.

Eunhyuk sonrió. Cómo lo quería.

Después de aquel día, que Hyuk se quedó mirando a Donghae de la manera más seria en que lo hizo jamás, le juró que lo haría caminar de nuevo. Que no importaba cuánto le costara, enmendaría su error. Donghae le dio un coscorrón, regañándolo por culparse siempre por cosas que no eran su culpa. Pero agradeció el gesto.

Y entonces, diariamente, Eunhyuk iba a la sala que le correspondía y ayudaba a Hae hasta que ninguno de los dos pudiera más. No habían logrado gran avance, mas las esperanzas del pelirrojo no se iban y, por eso, Donghae se guardaba para sí mismo el “es una pérdida de tiempo, Hyukkie. No intentes más”. Porque conocía a su amigo de toda la vida y él nunca se rendía.




La Navidad se estaba acercando, la nieve comenzaba a aparecer en suaves copos que cubrían la ciudad, y Eunhyuk y Donghae ya casi ni iban a casa. Si no estaban con el tratamiento estaban saliendo, jugando, hablando. Pasando tiempo juntos.

Eran las siete de la noche. Los demás pacientes y trabajadores se habían ido, pero Eunhyuk y Donghae seguían en la sala conversando, mientras Hyuk le hacía algunos ejercicios en las piernas.

Debía tomar el pie del castaño, desde la planta, y hacer que flexionara la pierna cien veces. Después, hacía lo mismo con la otra para buscar reacción en los músculos.

—Mañana es Navidad, Hyukkie. ¿Ya pensaste en qué me vas a dar? —El aludido estaba contando cada flexión, iba por la cuarenta con el pie derecho, y apenas prestó atención a lo que el otro le dijo.

—¿Eh?

—Mi regalo, tonto. ¿Qué vas a darme de Navidad? —cuestionó en broma con una gran sonrisa. Eunhyuk imitó el gesto y respondió, sin detener su trabajo con las piernas.

—Oh, no sé, Donghae, no sé si merezcas un regalo de mi parte —respondió haciéndose el modesto. Donghae soltó una escandalosa risa, de esas que siempre se le escapaban con cualquier tontería que dijera el mayor.

—Oye, pasa a la otra pierna, ya me cansé en esta. —Se quejó Hae arrugando la nariz y frunciendo el ceño. Eunhyuk suspiró, haciéndole caso.

—Muy bien, pero después no te quejes si… —Calló sus propias palabras. Volteó a mirar a Hae casi sin poder creerlo—. ¿Qué dijiste?

—Que… pases a la otra pierna. ¡Oye! Hoy estás muy distraído, anchoa, ¡eh!

—¡No, no! Me refiero… ¿Dijiste que ya te cansaste con esta pierna? —preguntó incrédulo.

—Sí. ¿Qué pasa con eso? —Eunhyuk suspiró, recordando que su chico pez era el más distraído del mundo. Bajó la pierna que tenía entre sus manos.

—Lee Donghae, eres parapléjico y te cansaste de flexionar tu pierna. ¡Estás sintiendo! —Chilló dando un brinco de alegría. Hae soltó una sonrisa con todos sus dientes, cayendo en cuenta de que al fin, después de siete años, había conseguido lo que parecía imposible—. ¡Sientes! Dios, ¡Donghae siente! —canturreó brincando de la emoción—. Oh, te lo dije. Te dije que podríamos.

—No creí que fuera posible, ¿sabes? —suscitó Hae mirándolo con los ojitos brillantes.

Hace siete años, cuando Donghae y Eunhyuk escaparon de casa para divertirse un rato, un conductor borracho atropelló al menor. Su mamá, que se volvió sobreprotectora con él después de la muerte de su esposo, le echó toda la culpa a Eunhyuk. Y lo gritó tan feo que él terminó creyéndose todo lo que la mujer le dijo. Desde entonces se mudó, se fue, cambió completamente. Incluso olvidó su sueño de ser famoso. Lo único que no cambió fue el amor que siempre sintió por él en secreto. Y tenerlo tan cerca de nuevo…

—Claro que es posible —asintió tocándole los hombros—. ¿Crees querer intentar andar? —susurró.

Sabía que era casi imposible que todavía pudiera siquiera mover un pie, pero su corazón saltaba de alegría y quería intentarlo. Donghae, siguiéndole el juego, soltó un tranquilo «sí, pero luego no te decepciones», y le quitó el seguro de los pies a la silla. Una vez allí, Hyuk lo ayudó a levantarse.

La cercanía de sus cuerpos lo superó por mucho. Abrazó a Hae por debajo de sus brazos, para que se pudiera levantar, pero sus cuerpos estaban en demasiado contacto. Pudo oler el perfume del chico, suave, delicioso. Pudo oír los latidos de su corazón, que iban tan rápido como los suyos. Pudo sentir el calor de su piel, y escuchar la voz del otro susurrándole al oído un «gracias por ser mi amigo». Fue demasiado para él y se descuidó.

Ambos cayeron al suelo.

—¡Ah! —chilló Hae, que quedó bajo el cuerpo del mayor—. ¡Mono torpe!

Cuando miró a Eunhyuk, lo pilló viéndolo fijamente a los ojos. Los dos se quedaron sin palabras, atónitos, perdidos en su propio planeta. Estaban tan cerca que sus respiraciones se mezclaban, tan cerca que con sólo empujar un poco la cabeza del uno, los labios del otro podían alcanzarlo. Y sin embargo tan lejos… que sólo eran amigos.

—Lo siento —susurró quedo. Tragó en seco, incapaz de separar su mirada de la de Hae.

—Te perdono si me dices qué me darás de Navidad —respondió el otro.

Eunhyuk rio y se sentó, ayudando a Hae a sentarse en el piso también, haciendo que accidentalmente sus pieles se rozaran mucho en el proceso. Con cada toque, una descarga eléctrica les iba por todo el cuerpo, y era más fuerte en sus manos y sus pechos. Se sentía tan bien esa sensación que ninguno pareció descubrir una manera mejor para sentarse.

—No te he preguntado por tu madre. ¿Cómo está? —Se hallaban frente a frente, sonrientes y sonrojados.

—Murió el año pasado. —Eunhyuk palideció y se arrepintió de haber hecho la pregunta, pero antes de soltar sus condolencias Donghae continuó—. Luego me vine a Seúl con Donghwa, y ya que él se encargó de los gastos, me dijo que a cambio debía comenzar un tratamiento.

—Pues qué buen hermano tienes.

—Es más testarudo que tú, Hyukkie. ¡Si lo vieras! Sólo accedí a venir para quitarme de encima su insistencia. Hermano cansón.

—Pero si no fuera por él no estaríamos aquí, juntos —expresó HyukJae. Donghae volteó a verlo, pero no dijo nada. Luego sonrieron y Eunhyuk bajó la mirada bastante avergonzado. Le gustaba la idea de que a Donghae no le molestara tanta cercanía, ni palabras como esas.

—Claro que sí. Lo mejor que me ha pasado en estos años ha sido encontrarte de nuevo. Ahora: ¿qué me vas a dar de Navidad?

—¡Donghae!




Y llegó la Navidad. Aquel día Seúl se cubrió de nieve y unos cuantos copos caían sobre el país. Antes de la cena en casa, a la que invitó a Hae y Donghwa, acordó verse con el castaño en el parque donde pasearon la primera vez que se vieron de nuevo, dos meses atrás. Frotó sus manos para calmar el frío, esperando a Donghae completamente solo en el parque. Para su mala suerte, llegó demasiado temprano y a su chico pez se le estaba haciendo tarde.

—¿Sabes lo difícil que es andar por la nieve con estas ruedas? —dijo una voz a sus espaldas. Al girarse lo vio: cabello castaño, bufanda azul, camisa de algodón con manga larga gris, pantalones negros y zapatos azules. Se veía hermoso.

—Me hubieras llamado, Hae, y así hubiera ido a buscarte.

—Puedo solo, gracias —respondió riendo—. ¿Y bien?

—Y bien… —Sabía que había llegado el momento de decirle por qué lo citó en el parque a esa hora, pero estaba nervioso. Su corazón iba a mil. Suspiró para tratar de calmarse y lo miró a esos almendrados ojos, pacífico, pero ansioso a la vez—… quería darte esto.

Del bolsillo sacó un anillo de plata, brillantísimo y hermoso. Tenía grabado por dentro “EunHae”, y un “te quiero” por fuera, tan delicado y fino que parecía poder quebrarse en cualquier momento. Donghae abrió los ojos lleno de sorpresa, ¡estaba de maravilla!

—¡Hyukkie! —chilló fascinado. El mayor estaba tan nervioso y sus manos le temblaban tanto, que se le cayó sin querer a la nieve. Lo tomó con una risilla nerviosa y se lo puso a Hae en el dedo anular. No le quedó. Era demasiado grande, así que lo intentó en corazón y tampoco. Sus latidos iban a mil, estaba avergonzado, ¡rayos! Finalmente se lo puso en el pulgar, donde le quedó perfecto. Donghae sólo reía—. Gracias, está de lo mejor.

Se quedaron viéndose por un largo momento, disfrutando de la presencia del otro. Era tan ameno, se dijo Eunhyuk, y tan… único. Podía crear fuego en su interior con tan sólo mirarlo, hacer que brincara, riera y quisiera morir haciéndolo feliz.

—Yo también tengo algo, anchovy —susurró sacando algo de atrás del asiento. Lo había estado escondiendo. Cuando se lo tendió al pelirrojo, este observó que era un cd envuelto en un adorable moño de motivos navideños—. Quería bailar pero… no puedo —aclaró avergonzado—, y ya que canto un poco y cuando éramos niños decías que te gustaba mi voz… decidí que mi primer álbum sería para ti, Hyukkie.

Eunhyuk lo recibió, estaba tan sorprendido que se olvidó de sonreír. Sintió el suave tacto de la carátula, brillante, con la fotografía de Hae en ella. De fondo estaba la playa de Mokpo, que tanto amaba el menor.

—Y… también hay otro regalo. Creo que este te va a gustar más.

Eunhyuk lo miró anonadado, ¿había más? ¡Pero si él no lo merecía! Observó cómo Hae, viéndolo directo a los ojos, soltaba el seguro de la silla de ruedas, sonriente y sonrojado.

—Pero dame la mano, aún necesito ayuda. —Eunhyuk le tendió las manos sin dudar un segundo, dejando que las frías de Hae las tomaran y las apretaran con fuerza. Mirándose a los ojos, observó cómo Hae iba, poco a poco, quedando a su altura. Soltó una lágrima, había demasiada felicidad en su interior como para poder contenerla—. No seas llorón  —le dijo también con los ojos encharcados—. Anoche practiqué todo lo que pude, y conseguí esto. Pero no por mucho. —Finalmente, volvió a sentarse.

Eunhyuk se arrodilló frente a Donghae, acariciándole las manos, mordiéndose los labios, sin saber qué decir realmente. Él nunca iba a decepcionarlo, ni mucho menos dejar de sorprenderlo. ¡Lo amaba tanto! Era tan grande lo que sentía por él que tenía que decírselo antes de no poder soportar más aquel secreto. Tenía miedo de ser rechazado, pero una llama de esperanza en su interior le invitaba a hacerlo.

—Hae yo…

—Te amo —completó el otro—. Siempre lo he hecho. ¿Tú también me amas, Hyukkie? Porque desde que te volví a ver sólo he pensado en qué se sentirá besar esos labios que tienes —confesó mordiéndose los suyos propios.

Eunhyuk lo miró atónito, ¿era verdad lo que estaba oyendo?, ¿acaso su Hae no podía ser más adorable? ¡Iba a conseguir que caminara! Y que pudiera hacer realidad su sueño de cantar y bailar, y lo iba a hacer junto a él. Porque lo amaba y ya no importaba nada más, sólo Donghae.

—Entonces pruébalos —susurró acercándose a la fina boca del otro.

Sus labios se fundieron de tal modo que el frío desapareció. La temperatura de sus cuerpos subió a mil, sus bocas se movían lentas, pasionales, deseosas. Fue Hae quien empujó su lengua contra la de Hyuk, y fue Hyuk quien se encargó de acariciarla con gula, de robarle el aliento al otro; de sentir que la nieve bajo sus pies se derretía y los copos que caían sobre ellos se convertían tibias gotas de agua.


Feliz Navidad.

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Bueno, sé que no me conocen quienes leen este bello blog. Como colaboradora, admito que es el primer escrito que me animo a publicar. Quedó largo, creo que tedioso, pero espero que sea de su agrado xd.


*La frase de “Hay ayeres y mañanas, pero no hoyes”, aquí la puse como de Donghae, pero en realidad pertenece a Benedetti.