domingo, 8 de septiembre de 2013

Tabla: 'Recuerdos' [#13. Alhajero - Prince of tennis - Dream Pair]‏‏‏‏‏‏‏‏‏‏

Autora: Hota-chan
Tabla: Recuerdos.
Fandom: Prince of tennis.
Personajes/pairing: Dream Pair —
 Fuji Syusuke y Kikumaru Eiji.
Género: Fluff.
Clasificación: Todo público {G}
#13: Alhajero
Sumario: Curioso, con sus azulejos brillando de emoción infantil por recibir un regalo, se acercó y destapó despacio el cuadrado de cartón, sacando de él un alhajero blanco.

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Eiji observó la caja ser depositada con delicadeza sobre la mesa del comedor. Fuji, reprimiendo una carcajada, la señaló con ambas manos, comentándole sin palabras que era para él. Curioso, con sus azulejos brillando de emoción infantil por recibir un regalo, se acercó y destapó despacio el cuadrado de cartón, sacando de él un alhajero blanco. Tenía tres cajones en su parte frontal y su parte superior era una tapa cubierta por un espejo. Dudó unos segundos, pero al final lo abrió y una pequeña bailarina se levantó ante sus ojos, impulsada por un resorte. Casi al instante, una sucesión de notas de piano inundaron la estancia, y a medida que la melodía avanzaba el rojizo color del cabello de Eiji fue siendo opacado por el de sus mejillas.

—¡Fuji! —gritó, bajando la tapa de golpe, mientras le miraba avergonzado y con los labios fruncidos, en un adorable mohín. El castaño rió divertido antes de acercarse a su niño y plantarle un beso en la boca, abriendo sus ojos, que, aunque eran más fríos que el hielo, siempre lo miraban con amor, a él y sólo a él (Y, por supuesto, a su pequeño hermano Yuuta).

—Qué bueno que no hayas olvidado la melodía que sonaba cuando te hice el amor por primera vez.

—¡Fuji! —repitió, dándole un manotazo en el hombro, recordando aquella lejana noche en su habitación, cuando no habían encontrado otra forma de acallar sus gritos apasionados para no ser descubiertos. Le vio fijamente unos momentos, alzando la mano para darle otro golpe, pero al final, optó por reír, con fuerza, con ganas, sintiendo cómo la vergüenza y el enfado abandonaban su cuerpo; porque aún ahora era difícil para ellos mantener la voz baja cuando hacían el amor.

Pero eso ya era otro cuento.


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